El primer whisky del mundo: Más de 400 años sin cambiar nuestra receta

“No somos buenos por
viejos, somos viejos por buenos”, así se expresa nuestro Malt Master sobre
nuestro líquido.

Como ya hemos mencionado anteriormente, Bushmills es el primer whisky del mundo. Se fundó en 1608 en Irlanda del Norte y desde entonces no ha dejado de producir Single Malt Whiskey Irlandés. En 412 años han sucedido muchas cosas: cambios políticos, sociales y económicos, pero hay algo que no ha cambiado y eso es nuestra receta. Y es que, como dicen los irlandeses, no se cambia a un equipo ganador. ¿Para qué cambiar nuestra receta si nuestro líquido es brillante?

Es la misma pregunta que se han hecho las diferentes generaciones de Master Distiller que han pasado por los muros de la destilería de nuestro Irish whiskey, hasta el contemporáneo Colum Egan, un genio de la destilación.

Los primeros en hacerlo tuvieron que tomarse muy en serio esta cuestión. En 1850 el gobierno irlandés decidió incrementar el impuesto sobre la cebada cultivada y procesada, en consecuencia el precio del whisky de malta irlandés se encareció brutalmente.

Muchas destilerías tomaron el camino de la rentabilidad y decidieron disminuir el porcentaje de cebada malteada en su whisky, mezclándola con trigo, maíz o centeno, fue el siglo de oro para el whisky de mezcla. Sin embargo, Bushmills decidió mantener su receta y disminuir sus márgenes, de esta manera siguió ofreciendo a sus clientes el mismo líquido sin incrementar el costo.

Bushmills, un whisky que ha hecho historia

Hoy en día podemos decir que hemos mantenido nuestra receta y nuestra calidad por más de 400 años.

Consistencia en la receta, consistencia en los procesos y consistencia en el sabor. “No somos buenos por viejos, somos viejos por buenos”, ahora estas palabras cobran todo su sentido pero no solo se trata de mantener la cebada como ingrediente para hacer nuestro Single Malt, también se trata de mantener un tostado con aire caliente, sin humo, se trata de fermentar nuestra malta por un tiempo prolongado para conservar las notas afrutadas características de Bushmills.

Destilar tres veces en alambiques de cobre tradicionales para mantener la ligereza y suavidad y finalmente añejar nuestro whiskey por un mínimo de 8 años en barricas de roble europeo y americano, hechas artesanalmente por la cuarta generación de toneleros de la familia Kane. Con este cuidadoso proceso, logramos una de las líneas de Single Malt más exclusivas y singulares del mundo.  Un líquido suave, dulce, afrutado y especiado, con un balance y suavidad inigualables.

Hace falta mucho esfuerzo y esmero para poder mantener una destilería funcionando por más de cuatro siglos, pero hace falta mucha convicción y dedicación para mantener un líquido de calidad a través de los siglos. Es por lo que, desde el Norte de Irlanda para todo el mundo, no solo hacemos un líquido espectacular, hacemos historia.

¡Sláinte!