Elegir el vaso de whiskey perfecto puede hacernos ver un poco snob frente a los demás o parecer una actividad propia del ocio. La realidad es que a veces lo será, pero a veces no. En ocasiones la elección del vaso para tomar nuestro whiskey puede cambiar por completo la experiencia de consumo; en otras un vaso para rocas es todo lo que necesitas para pasar la tarde. Es importante identificar el tipo de whiskey que estamos consumiendo para poder elegir el vaso adecuado.
¿En qué vaso se toma el whiskey?
Normalmente los vasos adecuados para el consumo de whiskey serán vasos cortos, de cristal libre de plomo y traslúcidos, entendiendo que buscamos destacar las características de nuestro destilado tanto visual como olfativamente antes de llevarlo a la boca, preferentemente sin dilución.
Por tanto, necesitamos concentrar en un pequeño espacio los aromas para potenciar la experiencia y que no terminen difundidos hacia todas direcciones o inclusive dominados por el efecto volátil del alcohol.
El vaso Tumbler u Old Fashioned es y seguirá siendo un infaltable en la cabina de cualquier amante del whiskey. Podemos tomar en ellos perfectamente whiskies blended que requieran que agreguemos uno o dos hielos, o bien, hacerlo neat (derecho) con maltas jóvenes y frescas como Bushmills 10 años a una buena temperatura (entre 18 y 20ºC), que no requiera dilución, lo que destacará sus notas de vainilla, miel, malta y fruta fresca.
Además, siempre será necesario utilizarlos en la preparación de coctelería clásica, como el Old Fashioned o el Negroni.
El vaso alto o Highball es lo mejor para hacer de un whiskey joven un trago refrescante. No hay que temer a mezclar en climas cálidos maltas frescas con agua gasificada, hielos y una rodaja de limón Eureka. El Highball es un trago que refresca y hace más ligera la experiencia de una noche larga de consumo del whiskey.
El vaso Glencairn para whiskey, no sólo luce bien, es sumamente práctico y funcional para el consumo de toda clase de single malts, ya que su forma de tulipán hace que el líquido se oxigene en la parte ancha del cáliz, concentrando los aromas en la parte alta de la copa y no el alcohol.
Nuestras maltas Bushmills 16 años y Bushmills 21 años son grandes amigas de estas copas, ya que el trabajo de sus finales en barrica de Oporto y Madeira, respectivamente, se expresa de forma impecable en ellas haciendo el ejercicio de cata más amigable y la experiencia de consumo memorable.
Una alternativa para el servicio de whiskey de malta es la copa Riedel de Malta. Es un vaso diseñado para el consumo específico de este tipo de whiskey que tiene adeptos y detractores, ya que sus paredes, en lugar de forma de tulipán, suben en línea recta y al final abren ligeramente con la intención de que no sólo percibas mejor los aromas, sino que el líquido entre más pleno en boca. Es un tema de gustos identificar cuál funciona mejor para qué tipo de malta.
Hay copas que no han sido diseñadas para whiskey, pero que igual funcionan muy bien por sus características. La copa de cognac Riedel tiene una forma tulipán similar a la Glencairn, sólo que con fuste, lo que hace que sea muy fácil catar y consumir cualquier destilado de alta gama en ellas.
Si no tenemos en casa vasos de whiskey tan específicos, está la alternativa del uso de copas de vino blanco en general o puntualmente para chardonnay. Este tipo de copas suelen tener un cáliz corto con paredes que cierran al final en la parte alta, dejando mucho espacio detrás para que los aromas puedan expresarse sin que el alcohol intervenga en exceso y opaque la experiencia.
Atrévete a usar distintos vasos y experimenta las diferencias.