Todos los blends nacen siendo singles, y la gran mayoría de los single son blends. Suena como una compleja afirmación, pero en el fondo es más simple de lo que parece.
Por definición el Single Malt hace referencia a un whiskey elaborado únicamente de cebada malteada destilada en alambique de cobre (dos veces para Escocia y Japón, tres para Irlanda), que proviene de una sola destilería.
Para embotellarlo, las destilerías tienen que hacer una mezcla de sus whiskies elaborados de malta (ya sean de 10, 12, 15, 18, 21 años, etc.) para obtener siempre un mismo perfil homogéneo que el mercado identifica y que siempre espera encontrar a la hora de adquirir una misma botella, sin importar la marca.
La excepción a la regla en este caso se da cuando estos single son embotellados como Single Cask o Single Barrel, lo cual indica que provienen de una sola barrica en ediciones limitadas a unas cuantas botellas, y que suelen estar identificados tal cual en la propia etiqueta.
Se puede entender que el whiskey nació así, siendo single. En un principio las destilerías irlandesas y escocesas solamente producían whiskies de malta, mismos que podían ser muy buenos, pero también muy inconsistentes, dependiendo del trabajo que cada destilería tuviera detrás.
No había límites en cuanto a la cantidad de añejamiento que estos debían tener, por lo que encontrar whiskies con 10 años o más de añejamiento era muy complejo o prácticamente imposible, y la gran mayoría se topaba con whiskies jóvenes de no tan buena calidad, excedidos de humo de turba (usada en grandes cantidades antiguamente como combustible) y alcohólicos.
Fue hasta los años 1800 que aparecieron como tal los blend y comenzó la distinción entre el whiskey blended y single malt.
Whiskey Blended y Single Malt: la técnica que cambió la historia
Los whiskies de mezcla o blend nacen con la aparición de la destilación continua en la primera mitad del siglo XIX.
El irlandés Aeneas Coffey patentó un sistema de destilación en columna capaz de producir whiskey más rápido, más barato y con mayor graduación alcohólica, completamente diferente al tradicional alambique de cobre que era mucho más lento y costoso, pero que también producía destilados más aromáticos y complejos. El nuevo sistema era capaz de producir en sólo 15 días la misma cantidad de whiskey que el que producían los irlandeses con el sistema de alambique de cobre durante nueve meses.
Curiosamente fueron los escoceses quienes sacaron mejor partido de este invento produciendo en un principio whiskies de grano de calidad muy pobre, pero muy baratos, que inundaron el mercado haciendo crecer exponencialmente su industria.
Tratando de mejorarlos buscaron mezclarlos, primero con whiskey irlandés y después con cantidades menores de whiskey de malta producido en la misma Escocia, con lo que mejoraron notablemente sus características hasta sentar las bases del crecimiento de la industria y convertir al blended en la constante que llevó al whiskey a ser uno de los destilados más consumidos del mundo.
Por tanto, hoy en día podemos hablar de un whiskey blended o single malt. Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre un single malt y un blended? Nos referimos a un blend cuando hablamos de whiskies producidos mezclando líquidos provenientes de distintas destilerías. Pueden ser todos whiskies de malta con los que obtenemos un blended malt o de distintos granos como maíz, trigo o avena, con lo que simplemente le llamamos Blended whiskey.
Ambas son las categorías más populares en el mercado, aunque no las únicas, Si bien se suele pensar que uno —el single— es mejor que el otro —el blend—, la realidad es que ambos cuentan con líquidos que pueden sorprender hasta la lágrima al experto más avezado y mendrugos que pueden rayar en lo obsceno.
Bushmills es una de las pocas casas en el mundo que embotella bajo su nombre ambas categorías de manera impecable. Black Bush es nuestro Blended Irish Whiskey porque contiene líquidos provenientes de dos destilerías: un 80% del whiskey es single malt de nuestra destilería y un 20% es un single grain producido de maíz en alambique de cobre en una destilería al sur de la República de Irlanda.
La unión de estos dos whiskies, más su añejamiento en barrica de jerez, lo convierten en un blended premium con características muy balanceadas y dulces, siendo uno de los blended irish whiskey más populares en el mundo.
Por otro lado, Bushmills es una destilería que produce en sus alambiques de cobre únicamente single malt triplemente destilado, por lo que nuestro verdadero trabajo se destaca en nuestros embotellados de Single Malt: 10 años, una malta dulce y fresca madurada mayormente en barrica de bourbon; 16 años con un rico final de nueve meses en barrica de oporto que le otorga largas capas de aromas complejos y sensaciones muy cremosas en boca; y nuestro 21 años, terminado durante dos años en barricas de vino de Madeira que lo hacen elegante, profundo y dueño de un largo final que no para de evolucionar.