Fuertes declaraciones, sin embargo, muy ciertas y es que Bushmills es una reliquia que antecede prácticamente toda la historia del whisky. Aunque el whisky escocés, mejor conocido como “Scotch”, es el más célebre de los whiskies, no fue el primero.
La historia del primer whisky del mundo
Hagamos memoria. La primera vez que alguien destiló whiskey o lo que fuera en ese entonces fue en 1405, por unos monjes. ¿Y adivinen qué? Fue en Irlanda, en un monasterio.
No fue sino hasta 1495 cuando los escoceses empezaron a destilar whisky. Según la leyenda, esto fue porque la familia McBeaharth, destiladores irlandeses, navegaron hasta el archipiélago de “Islands” para instalarse en alguna de esas islas y destilar, pero esta vez en Escocia.
Pero hablemos de Bushmills. ¿Qué estaba pasando en el mundo de los destilados hace cuatro siglos? Pues bien, del lado irlandés el 20 de abril de 1608, el rey James I de Inglaterra otorgó a Sir Thomas Phillips, terrateniente y gobernador del condado Antrim en Irlanda, la primera licencia para destilar whisky. ¡Así es, la primera licencia para destilar whisky legalmente!
Fue hasta 1644 cuando en Escocia se empezó a cobrar un impuesto por el whisky destilado, y en 1824 el gobierno escocés empezó a distribuir licencias a los grandes destiladores para poder producir legalmente. Dicho de otra manera, desde un punto de vista legal, The Old Bushmills DIstillery antecede por 216 años a la primera destilería legal de Escocia y por lo tanto, Bushmills es el primer whisky del mundo.
Obviamente antes de todo esto ya se destilaban fermentados de cereales tanto en Irlanda como en Escocia, pero sin ninguna regulación. Eran más parecidos a licores y menjurjes de antaño que a los destilados que hoy conocemos.
Los primeros whiskies eran destilados de malta y cereales que se mezclaban con raíces, hierbas, miel, frutas y especias y se pensaba que podían otorgar la vida eterna o curar enfermedades. Esto explica el nombre gaélico irlandés “Uisghe Beatha” o escocés “Uisce Beatha” que en ambos casos significa “agua de vida”.
En el momento en el que el whiskey irlandés, y en particular Bushmills, se legalizó, se buscó mantener calidad y consistencia en el sabor con el fin de llegar a un mercado local cada vez más grande.
Mientras tanto, en Escocia las destilerías eran clandestinas, se destilaba en secreto para evitar las tasas impositivas con materiales rudimentarios, en medio del bosque y muchas veces por polizones principiantes. El resultado era muy variable, pero en la mayoría de los casos el whisky escocés de ese entonces era fuerte, muy difícil de beber y de calidad cuestionable, por lo que se solía mezclar con un whisky irlandés, en este caso con Bushmills, porque era más suave, más consistente y con un perfil aromático más amable.
Durante mucho tiempo, Irlanda fue un gran exportador de whiskey para que Escocia lo mezclara con sus propios experimentos antes de introducirlo al mercado de Gales e Inglaterra. Es una página de la historia que pocos saben y que pocos quieren decir, pero Bushmills es el primer whisky del mundo.
¡Sláinte!